Venerable Miguel Mañara, vida y obra

La Sevilla del Siglo XVII era una ciudad de contrastes. Por una parte, poderosa, rica, colorista, llena de riquezas y de magníficos monumentos y por otra, una ciudad marcada por la pobreza y las enfermedades. A mediados de siglo, se van sucediendo hechos trágicos  para la monarquía hispánica y para la ciudad. En Europa se firma la Paz de Westfalia que provoca que España pase a ser una potencia de segundo orden.

La Sevilla de Miguel Mañara

En Sevilla, los desórdenes sociales de 1642, la peste de 1649, la sequía de 1682 o la inundación de 1683 provocaron la desaparición de buena parte de su población y el debilitamiento progresivo de su estructura social y económica, que culminaría con el desplazamiento de la Casa de Contratación a Cádiz en 1717. En el arte y la cultura, de la mano de grandes artistas como Murillo, Roldán o Valdés Leal, que trabajaron en la decoración del Hospital de la Santa Caridad, mantendrían a la ciudad como un centro cultural de primer orden. “El Siglo XVII es el siglo del esplendor y de la decadencia, del orto y del ocaso, como lo definió el profesor Domínguez Ortiz. Estamos ante una centuria partida por la mitad que se quiebra cuando aparece el fantasma de la peste en 1649. El oro y la plata de las Indias dejan paso al miedo a la muerte. Así surgen las mejores obras del Barroco, un movimiento artístico inseparable de la contrarreforma y que dejará en Sevilla un patrimonio difícil de igualar en Europa. Por un lado el lujo y la ostentación. Por otro, la crisis económica demográfica y social que postrará a la ciudad en un estado de abatimiento del que tardaría siglos en recuperarse. Es el Siglo XVII. El siglo de Mañara, de Velázquez, de Martínez Montañés, de Mesa, de Alonso Cano, de Pedro Roldán...” De “Historia de Sevilla”, Francisco Robles y Álvaro Pastor Torres. Signatura Ediciones. Sevilla 2006.

Venerable Miguel Mañara. Vida y muerte

Miguel Mañara nació en Sevilla el 3 de marzo de 1627 en el seno de una familia de mercaderes de origen corso. Su padre Tomás Mañara, casado con Doña Jerónima Anfriano Vicentelo, hizo fortuna en el mundo del comercio, consiguiendo una posición de prestigio para su familia. Miguel Mañara recibió desde la infancia la educación propia al estado de caballero, entrando con sólo diez años a formar parte de la Orden de Calatrava. Cumplidos los trece años y tras fallecer sus hermanos mayores, pasa a ser heredero del mayorazgo. En 1648  y tras la muerte de su padre, contrae nupcias por poderes con Doña Jerónima Carrillo de Mendoza dedicando sus quehaceres a los cargos  de provincial de la Santa Hermandad y de Alcalde Mayor de Sevilla, así como a sus negocios que desarrollaba a través del consulado de mercaderes.

En 1661, a raíz de la muerte de su esposa, sufrió una profunda crisis personal que le llevó a cuestionarse su forma de vida. En breve tiempo empezó un proceso de profunda conversión y penitencia. Miguel Mañara comprendió lo efímero de lo terrenal y decidió abrazar la vida religiosa retirándose como ermitaño a la sierra de Ronda. Después de varios meses transcurridos en soledad, templado por la práctica de ascetismo, volvió a Sevilla como hombre profundamente renovado, dispuesto a llevar a cabo una labor grata a Dios y a satisfacer las exigencias de su conciencia.

En aquel tiempo descubrió el trabajo silencioso y humilde llevado a cabo por la Hermandad de la Santa Caridad e insistió para ser acogido como hermano. Consciente de las penurias y dificultades de los más humildes empezó a proponer fórmulas para el auxilio de los desheredados que, si bien compartidas por los demás hermanos, no eran realizables con los medios de la hermandad. Elegido Hermano Mayor en 1663, cargo que ostentaría hasta la muerte, promovió primero el hospicio y finalmente el hospital de la Santa Caridad. Gracias a su humildad, determinación y gran capacidad, Miguel Maraña le dio un gran impulso al trabajo de la Hermandad redactando un nuevo reglamento y construyendo la iglesia de San Jorge y el hospital; convirtiéndose en el refundador de la hermandad de la Santa Caridad.

Beatificación

Tras su muerte, Miguel Mañara comenzó a ser objeto de veneración, no sólo por los propios hermanos de la Santa Caridad, sino también por muchos sevillanos. Esto incitó al arzobispo Spínola a iniciar la causa de beatificación con un proceso diocesano que concluyó después en un año. Después de vicisitudes históricas que retrasaron el proceso de beatificación entre ellos la pérdida de material de la documentación sustraída por las tropas napoleónicas hasta que el beato Marcelo Spínola, Cardenal Arzobispo de Sevilla, y hermano de Santa Caridad vuelve a promoverla a principios del Siglo XX. 

Dice Monseñor Giovanni Lanzafame, Capellán de la Hermandad “ La de Mañara es en el fondo una figura laica muy actual: ha vivido la época posterior al concilio de Trento, es un venerable y un potencial beato y santo, que ha vivido plenamente el amor por el Evangelio y que ha encarnado de manera admirable la fe y la esperanza. El venerable ha permeado a la Hermandad con ese carisma durante toda su vida como hermano y todavía hoy su espíritu “vive” en esta Santa Casa.

Título de Venerable

El 6 de julio de 1985, Su Santidad el Papa Juan Pablo II declaró las virtudes en grado heroico de Miguel Mañara, otorgando así al Siervo de Dios el título de Venerable. La Hermandad sigue ocupada activamente en la continuación del proceso de beatificación, en contacto con los postuladores de la misma, y recibe las comunicaciones de fieles y devotos que han recibido gracias de la mano del Venerable Miguel Mañara. Estas informaciones y comunicaciones amplían el expediente y la Causa, que algún día (Dios Mediante) podrá concluirse con la declaración definitiva de la santidad de Miguel Mañara. Los días 9 de cada mes de celebra una Eucaristía conmemorativa, pudiendo los asistentes posteriormente venerarle en la Cripta de la Iglesia.

discurso de la verdad

Discurso de la Verdad

Nueve Meditaciones con Miguel Mañara